La locutora de RTVE nos lo cuenta así, en políticamente correcto: "En un intento por mejorar la imagen del Vaticano, el Papa Francisco ha dictado un Motu Proprio" que conlleva "medidas contra el blanqueo de dinero y la financiación del terrorismo y de las armas de destrucción masiva".

Primera conclusión, importante sin duda: el Vaticano necesita mejorar su imagen que anda un poco podrida. Verán, la Iglesia no necesita mejorar su imagen en absoluto porque a la iglesia la imagen tiene que importarle un pimiento, salvo si esa imagen provoca escándalo. Aunque tratándose del Cuerpo Místico de Cristo, la verdad es que las tres cuartas partes de esos escandalizados son postizos, que se escandalizarían hasta por una mancha en el traje blanco del Papa.

Y el resto ya es de aurora boreal: el Vaticano ha reaccionado con la financiación del terrorismo -anda que han sufrido no pocas amenazas terroristas los últimos papas- y como fabricante de armas de destrucción masiva...

Ésa es muy buena.

Dejémonos de chorradas. Mejor, de 'grossen chorradem'. El problema del llamado banco vaticano, el IOR, es que el Vaticano, como Estado, resulta un poco rarito: se trata de una plaza en mitad de Roma, sin ejército, sin inteligencia militar, sin moneda... un país de la señorita Pepis. Pero sigue siendo soberano. Como si en la Puerta del Sol se instalara un puesto franco con banco receptor de depósitos. Naturalmente se le echarían encima todos los organismos reguladores, exigiendo que la tal entidad se acoplara a las normas reguladoras internacionales (que sirven para más bien poca cosa, se lo aseguro, pero hay que hacerlo).

El IOR es un banco de depósitos que no hace publicidad. No la necesita, dado que allí depositan su dinero todo tipo de congregaciones religiosas y el propio dinero -circulante- que precisa la maquinaria vaticana. Lo malo es que no invierte sino a través de intermediaros. Y ahí viene le problema, en los intermediarios.

Pero ojo, es el signo de los tiempos modernos en materia financiera: desde el momento en que le entrego mi dinero a un gestor pierdo la pista de mi dinero. A lo mejor el fondo del que soy partícipe, a través de la sucursal de la esquina, está invirtiendo en empresas que financian a Al Qaeda o en deuda pública que sostiene a un tirano sin escrúpulos. Y yo, ni siquiera me enteraré de ello.

Ahora bien, de ahí a que el Vaticano tenga que lavar su imagen porque pueda estar incluso en la financiación de actos terroristas o en producción de armas de destrucción masiva... Oiga, menos coñas.

Pero esto es lo que pensarán los espectadores de RTVE, la tele del PP.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com