Las armas nucleares, los bombarderos, fragatas, lanzamisiles, en definitiva, el armamento de grueso calibre y alta tecnología, está más o menos controlado, o si no lo está puede decirse que no todos los dictadores pueden acceder a él. Son las armas ligeras, los explosivos manejables por una sola persona, los que causan más daño en las guerras olvidadas de todo el planeta. Por eso, la Red Internacional de Acción contra las Armas Ligeras (International Action Network on Small Arms, IANSA) ha lanzado una campaña par lograr un acuerdo internacional sobre control de armas ligeras, para controlar, en definitiva, el Bazar de las armas, y que dictadores y grupos guerrilleros o terroristas no puedan aprovecharse de la libertad de comercio en la materia.

Hasta ahora sólo países de mediano pelaje (quizás el más importante sea España, que vende armas ligeras en buena parte del planeta) se han adherido al acuerdo. Estados Unidos, Francia, Rusia, China, es decir los grandes vendedores de armas. Aún no han apoyado la iniciativa. Pero sí lo ha hecho El Vaticano, un país poco poderoso pero muy influyente ideológicamente en el mundo, mucho más allá de los 1.000 millones de católicos que existen en el planeta. (Ver la información publicada por Zenit aquí).

La decisión de El Vaticano coincide con el nuevo desplante a Estados Unidos y a Gran Bretaña por parte del Gobierno español. Zapatero, de viaje en China, quiere que la Unión Europea levante el embargo de armas decretado en 1989, tras los sucesos de Tiananmen, a la dictadura más poblada del mundo.