Curiosamente, fue el demócrata Bill Clinton quien más enardeció la libertad religiosa en el mundo, como derecho humano de primer orden sin el que no puede hablarse de democracia. Con Bush, la libertad religiosa como requisito imprescindible para acceder al mundo libre se ha desdibujado un tanto.

Sin embargo, El Vaticano, el estado más pequeño del mundo, pero no el menos influyente, ha vuelto a poner la cuestión sobre el tapete. Recuerda la ciudad estado que Turquía no respeta la libertad religiosa, y que el fundamentalismo sigue impidiendo cualquier tipo de evangelización. Y considera que se debería condicionar la entrada del gigante euroasiático a su respeto a los derechos humanos, a ser posible a todos.