Sr. Director:

Me parece que es muy cierto eso de que la Iglesia admite el uso del preservativo en casos extremos. Sólo que no se ha aclarado muy bien cuáles son esos casos...

Por ejemplo, si en un cumpleaños infantil se acaban los globos, "los teólogos" admiten el uso de preservativos. También se ha sabido de algún padre ingenioso que, con un preservativo fosforecente y un palito, le ha hecho espadas a sus hijos como las de los héroes de La Guerra de las Galaxias. Y ningún moralista se ha pronunciado negativamente sobre el punto.

También se pueden usar preservativos en Carnaval, cuando a uno se le terminan las bombas de agua; y a menos que las bombas vayan a dar a la calva de un teólogo, no parece estar mal utilizarlos con ese fin. 

Lo que no hará jamás la Iglesia -a pesar de ciertos "teólogos"-, es admitir el uso de los preservativos cuando ello implica separar los fines unitivo y procreativo del matrimonio. Tampoco admitirá la Iglesia que se enseñe a los adolescentes a usar preservativos para evitar el SIDA, al tiempo que se fomenta la promiscuidad. Quien ceda en esto va contra la doctrina que siempre ha enseñado la Iglesia y cae -me parece- en la más burda herejía. Al menos, eso era lo que hasta hace poco enseñaban los teólogos...   

Álvaro Fernández 

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