Y es que José María Aznar no movió un dedo, en ocho años de mandato, para frenar la sangría del aborto e incluso aprobó la distribución en España de la abortiva píldora postcoital.
En efecto, la tasa de natalidad en España y en el conjunto de Europa ni tan siquiera alcanza la tasa de reposición. Y es el mayor problema económico, el demográfico, porque el coste de las pensiones ahogan las cuentas públicas. Por tanto, o tenemos más hijos o no saldremos del pozo.
Ahora bien, se lo estamos poniendo difícil a los jóvenes para tener hijos, con salarios bajos, empleo precario, impuestos altos y vivienda cara (sí, todavía es muy cara). Por eso, el salario maternal se impone como la única forma, no ya de recuperación económica sino de simple supervivencia de Europa como sociedad. El reciente libro de Homo Legens, El Suicidio Demográfico de España, de Alejandro Macarrón aporta todos los datos para levantar una sociedad que se apaga. El salario maternal ayudaría mucho, porque no es una prestación social sino una medida de justicia: la mayor aportación económica que hoy pueden realizar los padres españoles, y los europeos, es ésa: tener hijos.
Eulogio López
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