La historia contemporánea de Uganda está repleta de dictadores pero, posiblemente, el más cruel de todos fue el general Idi Amin Dada, que sembró de cadáveres su país entre 1971-1979 (aunque nunca se sabrá realmente, las cifras de víctimas oscilan entre los 80.000 y las 500.000). El último rey de Escocia, opera prima del joven cineasta escocés Kevin McDonald, aporta una visión muy original de ese periodo ya que lo analiza desde la óptica de un joven doctor escocés que llega al país africano para hacer unas prácticas y se convierte, por mor de los acontecimientos, en el médico personal del dictador.

Basada en una novela de Giles Forden (publicada en el año 1978) El último rey de Escocia es, sobre todo, el relato de la transformación que experimenta un joven inocente, inmaduro, y algo irresponsable, al que los hechos políticos que contempla le hacen comprender que la vida resulta algo terriblemente peligroso cuando se vive al filo de la navaja.

Con apariencia de documental (no es casualidad que su director se ha forjado en ese formato), este thriller político es duro, violento, descarnado, pero muy interesante.

El actor Forest Whitaker ha sido nominado al Oscar como mejor actor por su magnífica encarnación del visceral y temible Idi Amin Dada. Aunque, personalmente, el que creo que tiene una actuación impecable es el joven actor escocés James McAvoy (el fauno de Crónicas de Narnia) que con su mirada limpia, casi transparente, nos hace adentrarnos de primera mano en la desasosegante situación que puede sufrir un ser humano cuando se siente prisionero en una jaula de oro.

Para: Los que les gusten las historias con base real