Melodrama musical que tiene como protagonista a un huérfano, de 11 años, que resulta ser un auténtico niño prodigio para la música. Claramente inspirada (en algunos pasajes) del clásico de Charles Dickens: Oliver Twist, su desarrollo es tan agradable como previsible.

August Rush (título original de la película) es un niño abandonado en un orfanato que cree en la "música igual que otras personas lo hacen en los cuentos de hadas". Precisamente la sensible percepción que posee de todo lo que le rodea le hace no perder nunca la esperanza de que sus padres irán  a reclamarlo. Pero, en el camino, conocerá a un truhán llamado Wizard que querrá aprovecharse de su  gran talento musical. Precisamente, este último personaje (interpretado por Robin Willians) es el que más recuerda la obra dickesiana porque resulta ser una especie de revisión actual del malvado "Fagin" (este pillo  vive gracias a las  ganancias que consiguen los niños que tiene recogidos ahora  interpretando música por las calles).

La directora de este sentimental largometraje es Kirsten Sheridan, hija del famoso director irlandés Jim Sheridan responsable de películas tan maravillosas como En América (en cuyo guión intervino Kirsten). La joven realizadora apunta buenas maneras en la dirección de actores y se la ve interesada por historias humanas pero su película peca de excesivo sentimentalismo.

Eso sí, como se imaginarán, lo mejor de esta película es la banda sonora compuesta, en perfecta simbiosis, de canciones rockeras y de música clásica, ya que los dos progenitores del muchacho provienen de esos ambientes musicales tan alejados…

Para: Los que quieran contemplar un melodrama de temática "blandita" muy adecuado para estas fechas navideñas