Pero todo eso son diatribas internas. Lo sustancial es que el Tribunal Supremo recuerda que también el preámbulo es ley, tiene fuerza de ley, obliga y es irrevocable. Es decir, que la estrategia planteada por el PSOE de cambiar la nación catalana del articulado al preámbulo no añade demasiado. No es posible que aparezca -siquiera en el preámbulo- sin que eso tenga consecuencias jurídico-políticas, como recuerda el Supremo y el ministro del Interior y como debería saber ese inconsciente llamado Zapatero.

A Zapatero eso de que Cataluña se califique de nación le parece una batalla simbólica. Sin embargo, para destacados socialistas como José Bono, Juan Carlos Rodríguez Ibarra o José Antonio Alonso, la cuestión no es baladí. Basta con leer en voz alta la Constitución para comprobar que la Carta Magna establece la unidad indivisible de la nación española, señala Bono.

Pero es que, además, los socialistas se reunieron en verano de 2003 en Santillana del Mar para definir su posición en materia territorial. Y ahí -según Ibarra- acordaron que la única nación es España y que las CCAA son regiones o nacionalidades. Nadie se puede salir de una resolución del partido sin que tenga costes internos amenaza Ibarra.