La historia es muy simple: ante el próximo sínodo de la familia, y la polémica sobre si hay que cambiar la doctrina por la que los divorciados y vueltos a casar no pueden recibir la comunión, el cardenal Walter Kasper -por pura casualidad alemán de Alemania- (en la imagen) armó la marimorena al insinuar que los divorciados deberían poder recibir la comunión. Ya saben: misericordia con el afligido. El Papa Francisco le felicitó por su teología serena y entones el amigo Kasper se vino arriba.

Ahora ha ofrecido una entrevista en la que asegura que él no dijo que la doctrina eclesial sobre este punto debiera cambiar. No, no lo dijo, sólo lo planteó. Un mero instrumento de Trabajo, que le dicen.

Va a haber que rezar mucho por el próximo Sínodo de la Familia

Es como Amnistía Internacional, que cuando se volvió abortista rabiosa aseguró que iba a 'abrir un debate' sobre el aborto. Quien abre un debate lo hace, o bien para cerrarlo en falso -los menos- o bien para disfrazar su propio interés de legitimidad democrática -los más-.

Pues bien, monseñor, yo creo que usted sí concluyó en el pre-sínodo, se comportó como CIU, cuando asegura que quiere una consulta no vinculante. Entonces, ¿para qué se toma la molestia de una consulta Y ahora, encima, asegura que lo que él dijo 'estaba de acuerdo con el Papa". Es decir, que el Papa convoca un Sínodo de la Familia y acuerda con un cardenal conducir la reunión 'por una vía predeterminada.' Entonces, ¿para qué convocar el Sínodo

Pero lo malo es el contenido en sí y las palabras de Kasper. Es sabido que las mejores cabezas teológicas de la Iglesia y pastores de la talla de Burke, Scola, Cafarra, y siga usted contando, han bramado contra  Kasper; él ahora se defiende y asegura algo tan peregrino como que la teología católica no está cerrada. Sí, eminencia: la teología católica está cerrada por la misma razón que la verdad, o es absoluta o no es verdad.  Mal va por ese camino. Lo único que hay abierto en la teología católica son las virtudes. Entre otras, la virtud de la humildad.

Por otra parte, Su eminencia, el cardenal Walter Kasper, ya muy desmelenado, asegura que sus críticos confunden doctrina con disciplina. Claro que se confunden, monseñor, y hasta se identifican. Se puede aceptar la doctrina cristiana y ser cristiana o no aceptarla y fichar por el neomalthusionismo, sector crítico. Pero si la aceptas, aceptas la disciplina de someterte a ella. Y si no, pues te largas de la iglesia y tan amigos.

Que un cardenal de la Iglesia juegue con estos conceptos a mí me parece peligroso. Y en víspera del Sínodo de la Familia mucho más. Para mí que va a haber que rezar mucho por este Sínodo.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com