La Generalitat catalana pretende demandar a Endesa por el desastre eléctrico de Gerona tras la tormenta de nieve de 15 días atrás. Hace muy bien, aun considerando que alguien debería demandar a la Generalitat por la imprevisión ante el desastre y por la desidia durante el desastre.

Y es que la red de Endesa no estaba preparada para una inclemencia meteorológica que fue intensa, sí, pero breve. Una eléctrica se compromete a dar servicio a sus clientes si éstos pagan: éstos pagaban -salvo el sector público-  pero se encontraron sin luz. No se puede construir una sociedad en la que todo depende del fluido eléctrico y luego echarle la culpa al tiempo, como no se puede construir una sociedad bancarizada y luego echarle la culpa a Wall Street de las pérdidas en el ahorro de los particulares.

La única reacción de Endesa, empresa que preside el español Borja Prado Eulate y en la que manda el italiano Andrea Brentan, ha consistido en gastarse una pasta gansa en anuncios publicitarios. La publicidad, es sabido, no sirve para reparar el daño ocasionado a los damnificados pero sí para taparle la boca a los medios informativos y evitar que propaguen las quejas  de los damnificados.

¿Dónde está el problema? Pues muy sencillo. El problema es que, una vez más, el cainismo español llevó a que Endesa, la primera eléctrica de España acabara en manos, no de una empresa italiana, ENEL, sino del mismísimo Gobierno italiano, del mismísimo Silvio Berlusconi, que es muy distinto. Lo cual, así, entre nosotros, no queda muy liberal. Pagaron mucho -cerca de 40.000 millones de euros- y ahora bastante tienen con amortizar la inversión y amortizar deuda: no les queda dinero para invertir en las mejoras que precisa su red de baja tensión y en la calidad de servicio. Es cierto que las redes de alta y media tampoco están para muchos trotes pero eso no es un consuelo para los clientes, paganos y sufridores.

La deslocalización de Endesa ha sido un timo en toda regla donde los españoles son las víctimas. Y ojo, porque lo mismo puede ocurrir con Iberdrola si Florentino Pérez, empeñado en destronar a Ignacio Galán, se alía con el grupo francés público Suez, como ya lo intentara con el grupo público EDF. Entonces, Sarkozy mandaría en Iberdrola como Berlusconi manda en Endesa. Y, pueden creerme, el servicio básico de energía en España no constituye una prioridad para ninguno de los dos. Los españoles no votamos ni en París ni en Roma.

Eulogio López

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