Megamanifestación contra la Ley Orgánica de Educación del PSOE. Familia, educación y unidad de España, los tres asuntos sobre los que va a girar la política española durante el resto de la legislatura. La encuesta de La Vanguardia, publicada el domingo 13, revela que el PP ganaría las elecciones al PSOE si se celebraran hoy

El viejo chiste habla de 10.000 chinos en una cabina telefónica, jugando un partido de fútbol. De repente, se oye ¡Gooool!, y el portero, visiblemente indignado, exclama: ¡Si es que me dejáis solo!.

Algo muy parecido a esto manifestaba elpais.es nada más terminar la manifestación convocada en Madrid contra la Ley educativa del Gobierno Zapatero, la ya famosa LOE. Cuando todavía no se habían disuelto los manifestantes, la edición digital del diario de Polanco titulaba: Decenas de miles de personas protestan contra la LOE arropadas por los obispos y el PP. Así, y considerando que la Comunidad de Madrid ha cifrado el número de manifestantes en 1 millón y medio, y que el ex alcalde de Madrid, Álvarez del Manzano, considera que estamos ante la mayor manifestación del periodo democrático, incluida la de protesta contra el golpe de Estado del 23 de febrero de 1981, hay que reconocer  que la veintena de obispos que han participado en la actual manifestación han debido  multiplicarse para arropar a millón y medio de manifestantes. Esto, sin duda, revela la larga mano que el editor Polanco atribuye a los obispos, verdaderos gigantes quijotescos de extremidades infinitas.

Y como sí de una burla episcopal se tratara, y a pesar de que la televisión pública había anunciado lluvias en Madrid para la tarde del sábado, se cumplieron las peores previsiones y temores de Zapatero en efecto, comenzó a llover en Madrid... justo cuando los manifestantes se disolvían.

La manifestación de la tarde del sábado contra la Ley Orgánica de Educación, de la ministra María Jesús San Segundo, es ya el tercer millón, o tercera manifestación que ha logrado congregar a más de 1 millón de personas en Madrid contra la política de Rodríguez Zapatero, que atraviesa, según las encuestas, su peor índice de popularidad desde que llegara al poder. Primero, fueron las víctimas del terrorismo precisamente contra Zapatero, el hombre que llegó a La Moncloa gracias a los 192 asesinados del 11 de marzo de 2004-, luego, el 18 de junio de este mismo año, más de un millón de personas protestaron contra el matrimonio gay. Ahora, y esto va creciendo, 1,5 millones contra su política educativa. Está claro que, al final, Zapatero tendrá que recurrir a su política económica para respaldar su gestión.
 
En cualquier caso, el presidente del Gobierno ha dicho que recibirá a los organizadores de la manifestación, aunque miembros de su Administración, entre ellos altos cargos de Educación, así como el ministro José Montilla, han tenido palabras muy duras contra los convocantes y participantes.
 
A partir de este 12-N comienza una nueva etapa, porque la sociedad civil ha recogido el testigo del Partido Popular, incapaz de liderar la oposición a Zapatero, y ha demostrado que puede movilizarse, no para cuestionar la política exterior o económica de Zapatero, sino para oponerse a su política sobre la familia (en este punto pueden incluir los ataques a la vida y a las convicciones católicas de los españoles), educación y unidad de España. Guste, o no guste, esos son los tres asuntos que buena parte de España cuestiona de la política de Zapatero. O como decía una de las pancartas: Este Zapatero es un ciclón: destroza  familia, nación y educación. No sabemos si es bueno unir nación con familia y educación, pero el caso es que los opositores a Zapatero sí lo hacen.
 
Y aún antes de que pueda medirse el impacto de la manifestación contra la LOE, se conocia -domingo 13- la encuesta del diario catalán La Vanguardia, que desde 2004 se ha situado en posturas muy próximas al Gobierno socialista. Pues bien, nunca un sondeo electoral había otorgado tan buenos rsultados al Partido Popular de Mariano Rajoy. Así, de celebrarse hoy las eleccones, el PP resultaría ganador, con un 42,5% de los votos, frente al 40,1 del PSOE, que perdería 20 diputados y abriría al PP el regreso a La Moncloa, en las mismas condiciones que en 1996: en minoría.