Gedeprensa pierde el pleito en el Tribunal de Defensa de la Competencia: los resúmenes de prensa no tendrán que pagar  

 

El Tribunal de Defensa de la Competencia (TDC) le ha dado la razón a la Asociación AESIP, que agrupa a las pequeñas empresas que realizan resúmenes de prensa, y se la ha quitado a los grandes editores, agrupados en Gedeprensa, y que pretendían cobrar a todo aquel que realizase resúmenes de prensa (conocidos como "press-clipping"). Un representante de AESIP comentaba, tras conocer el fallo (en la mañana del jueves 13), que "todavía hay justicia en España".

 

Porque la verdad es que, en esta ocasión, David ha vencido a Goliat. De entrada, en un lado figuraban los señores de la prensa, con los grupos Prisa-Sogecable, Vocento-ABC, El Mundo, Recoletos y La Vanguardia, capitaneando la operación, agrupados en la sociedad Gedeprensa, que quería convertirse en una  SGAE de derechos de autor en periódicos. Enfrente, contaban con un conjunto de pymes dedicadas a elaborar resúmenes a medida para instituciones públicas. Los dos grandes partidos, PP y PSOE, apoyaban a los grandes editores. Respaldando a Gedeprensa, el bufete más famoso de Madrid: Uría y Menéndez, con una nómina donde se esconde un ex presidente de la CNMV o destacados ex jueces de la Audiencia Nacional. Es también el bufete favorito de Emilio Botín. Enfrente, la AESIP contaba con el pequeño despacho de abogados Letrados y Asesores, que dirige Javier Bravo. Incluso, Gedeprensa tenía dentro de AESIP a un submarino que trabajaba en su favor: Acceso Group, con el apoyo del inefable Leopoldo Rodés, hombre de los hermanos March y capo de la mayor central de medios española, Media Planning.

 

Pues bien, a pesar de todo lo anterior, el Tribunal de Defensa de la Competencia no sólo ha dado la razón a los ‘clipineros', sino que resucita el sentido tradicional del derecho de cita y de quienes tienen derecho a utilizarlo (artículo 32 de la Ley de Propiedad Intelectual) y prohíbe a Gedeprensa crear un mercado por el que todo aquel que hiciera resúmenes de prensa debería pagar a los editores un canon.

 

El TDC afirma lo siguiente:

 

1. Ustedes, señores de Gedeprensa, no van a crear un mercado, como dicen. El mercado del clipping ya está creado. Lo que ocurre es que es gratis. Ustedes, señores editores, lo que quieren es encarecer ese mercado existente y expulsar del mismo a los pequeños operadores.

 

2. Ustedes hablan mucho del valor de la información pero nada incrementan ese valor.

 

3. Hablan de mercado universal, pero lo cierto es que no representan a todos (por cierto, lo mismo sucede con todos los intermediarios de derechos de autor discográficos, literarios, cinematográficos, etc.), dado que son ustedes los grandes editores, pero no todos los editores.   

 

4. Ustedes no aportan nada tecnológicamente.

 

5. La solución que proponen es rígida y obliga a todo el que quiera hacer un resumen a pasar por los contenidos que usted les facilite, un auténtico embudo.

 

6. Lo más importante. Interpretan ustedes de forma muy especial la Ley de Propiedad Intelectual, actualmente en vigor. De hecho, el Tribunal considera que los resúmenes de prensa forman parte del derecho de cita porque permiten que fluya la información.

 

En definitiva, para el TDC, los resúmenes de prensa forman parte del derecho universal a la información.

 

Al final, todo el empeño de los grandes editores consiste en que toda la información fluya por sus periódicos. De ahí que la prensa gratuita (que ya ha empezado a formar parte de los clipping) y la prensa electrónica les desazonen: es lo que no pueden controlar. Los ataques contra las bases de datos, especialmente las que utilizan Internet, no eran más que el comienzo del camino hacia el control de la libertad informativa. Por ahora, en el segmento informativo de prensa se ha detenido la bestialidad en la que se ha convertido la intermediación de derechos de autor (en España, especialmente la SGAE). En este caso, las víctimas son, precisamente, los medios informativos, especialmente las televisiones, que se ven forzadas a pagar a no se sabe cuántos intermediarios de derechos de autor que no se saben ni a quién representan. Por ahora, en prensa, se ha parado la sangría. Que cunda el ejemplo.