"Actuaremos siguiendo las instrucciones del Supremo", sí se manifestaba el viernes la vicepresidenta De la Vega. Pero el pasado lunes el presidente del Senado, el ex redondista Javier Rojo, abogaba por rebajar las penas al etarra. El mismo criterio manifestado por el fiscal general del Estado. Finalmente ocurrió. Y lo más grave, el Alto Tribunal considera que las amenazas de De Juana no fueron amenazas terroristas. ¿Qué fueron entonces? ¿Qué amenazas realiza un terrorista con 25 cadáveres a la espalda?

Ahora le toca el turno a Instituciones Penitenciarias. Es decir, al Gobierno. Porque habiendo cumplido ya dos años de prisión preventiva, ya sólo le queda uno y por tanto, podría salir a la calle en cualquier momento. Ha ganado el chantaje de su huelga de hambre. Ha perdido la democracia, la división de poderes y la defensa de la paz y la libertad.