El Gobierno ha aprobado la subida del salario mínimo interprofesional (SMI) hasta los 490,4 euros a partir del próximo 1 de julio. El alza del 6,6% supone la recuperación del poder adquisitivo perdido durante el período 1996-2004, como consecuencia de la desviación de la inflación real respecto a la presupuestada. De esta forma, el Gobierno le da en los morros al PP que mermó "realmente" los ingresos más bajos de la población laboral, pero no sube "realmente" el SMI, que es lo que había anunciado en su programa electoral.

 

Además, la subida del SMI generará vínculos sobre las prestaciones sociolaborales (desempleo), pero no sobre las prestaciones sociales para las que se elaborará un nuevo indicador. ¿Por qué? La vicepresidenta no sabe o no contesta, sólo explica el nuevo sistema, pero sin argumentar por qué se desvinculan las prestaciones sociales del nuevo SMI. La razón es muy sencilla: si no hubiera desvinculación, muchas prestaciones vinculadas actualmente al SMI como medidor de capacidad económica se dispararían y desequilibrarían el presupuesto. Y papá Solbes no parece estar por la labor. Al final, se hará algo así como la pretensión de Montoro de sacar el tabaco del IPC para que no afectara al nivel de precios. Si no puedes con la realidad, aplica la contabilidad.