Un hecho reciente ha sacudido las conciencias de los suecos y les ha despertado de un dulce sueño en el que toda la sociedad era feliz.

Hace unas semanas los habitantes del centro de Estocolmo asistieron gratis al espectáculo del mundo de los jóvenes narrado por ellos mismos. Un grupo de chicos de 16 años mata a un compañero de la misma edad a patadas.

Los asistentes a la fiesta en la que se ubicaban hablan de envidia y de comentarios tontos que se hacen cuando se está borracho. Las chicas dicen que se trata sobre todo de conseguir estatus. Desafiar a alguien es un modo de afirmarse y de llamar la atención. "Es la violencia lo que crea respeto, no la empatía".

Algunos chicos explican que el motivo de una acción violenta es impresionar al líder del grupo: "Si eres respetado puedes hacer lo que quieras y no necesitas temer a nadie. Los líderes del grupo son quienes determinan quién puede pertenecer al grupo y quién no, qué se va a robar, o a quién se va atacar".

El análisis de género se ha equivocado al centrarse sólo en la situación de las niñas y en la idea de que el sexo es una construcción social, afirma Elise Claeson, la reputada autora de libro Mamma@home. Esto ha hecho que abandone la educación dirigida a los chicos.  Es un error y ahora la sociedad paga las consecuencias.

Clemente Ferrer Roselló

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