El nuevo líder del sindicato de pilotos de líneas aéreas, SEPLA, Bernardo Obrador, busca abrir un nuevo periodo de conflictividad laboral. Iberia acaba de salir de un laudo arbitral de 4 años, que venció el pasado 1 de diciembre, y que ha hecho que, durante cuatro años la compañía fuera una balsa de aceite. Precisamente durante ese periodo, se ha consolidado el sector de aerolíneas de bajo costo, que en el tráfico entre España y el resto de Europa ya se hecho con un 30% del mercado. Entre esa competencia y la subida del precio del combustible, cada compañía de red -casi coincidentes con las antiguas compañías públicas de bandera- intenta sobrevivir como puede: reduciendo plantilla, aumentando los precios de sus billetes (en un mes British Airways, socio de Iberia, ha subido tarifa en dos ocasiones), etc.

Hasta ahora era el árbitro, Federico Durán, quien dirimía las diferencias entre las partes en cuanto surgía cualquier desacuerdo, pero eso se acabó. La compañía quiere ahora, cuanto antes, un convenio bajo el principio : más trabajo con el mismo salario, aunque actualizado, para competir con las nuevas empresas de bajo costo. Esto para los 25.000 empleados, pero el problema siempre radica en los 2.000 pilotos.

La situación en la negociación para el nuevo convenio está marcada por un SEPLA que, bajo la dirección de Bernardo Obrador Vidal, está empeñado en dilatar la fase negociadora acusando a la empresa de eso mismo : de no querer negociar el convenio

Sin embargo, la realidad es otra. Hispanidad ha tenido acceso al cruce de correspondencia entre el SEPLA y la Dirección de Iberia, que preside Fernando Conde y cuyo consejero delegado es Ángel Mullor. Durante el verano que ahora termina. Así, el 9 de julio, el director de Relaciones Laborales de la Compañía, Juan Francisco Potrero Cruz, envía una carta a Bernardo Obrador en la que le anima abrir la Comisión Negociadora del Convenio Colectivo de Pilotos el próximo miércoles 13 de julio a las 17.00 horas en la sede central de la Compañía, ubicada en la madrileña calle Velázquez.

La respuesta de Obrador está fechada el 12 de julio, y manifiesta que dada la premura con que Uds. nos convocan, no nos es posible asistir a la reunión del día 13 del presente mes de julio por evidentes problemas de agenda.

Es más, Obrador, parece molesto por que sea el director de personal de Iberia quien se ponga en contacto con él, y asegura en su misiva que estamos esperando a que el consejero delegado nos convoque como se comprometió a hacerlo en dicha fecha (7 de junio).

A partir de ahí, la Dirección, más interesada que los pilotos en abrir el proceso, toma dos iniciativas: por una parte, libera a la Dirección del SEPLA de sus obligaciones laborales para que acudan a la reunión y, en paralelo, el consejero delegado, Ángel Mullor, invita a cenar (cena que finalmente se celebraría a mediados de agosto) a un restaurante, junto al director general de Iberia, Enrique Donaire y a otro representante de la Dirección del Sindicato.

Así que por una parte se celebró la reunión, donde acudieron la dirección de Iberia pero no el SEPLA, por lo que se levantó acta, y, por otra parte, Mullor llamó al SEPLA para concertar una cena. Esa cena se celebró a mediados de agosto y se saldó con un fracaso : los pilotos advirtieron que no negociarán más trabajo por igual salario.

En resumen, todo hace presagiar que estamos ante un calentamiento de futuros conflictos laborales. Pero también es cierto que la conflictividad laboral en la compañía de red en toda Europa, conflictividad casi siempre protagonizada por pilotos, no por el personal de tierra, ha caído en picado durante los últimos años. En Iberia, por el laudo, pero en el resto de países por el pavor que provocan tanto los atentados como, sobre todo, las línea de bajo coste.