Defienden que ante la crisis de abastecimiento, lo que España necesita es apostar por la energía nuclear. Montilla abre el debate para ganar tiempo; sabe que lo nuclear es un "dogma progre" contra el que no se puede batallar. Guerra sorda en el sector que no quiere enfrentarse al gobierno.

El plan de energías renovables aprobado por el último Consejo de Ministros supone una inversión de 23.598 millones de euros con la intención de que en el 2010 un 12,1% del consumo de energía primaria sea abastecido por este tipo de energías.

La reacción del sector ha sido sorda. Tan sólo Iberdrola ha felicitado al gobierno, en una estrategia que recuerda a los aplausos por la aprobación del protocolo de Kyoto. Sin embargo, conviene recordar que Iberdrola es el primer productor en España de energía nuclear y que está sigue en moratoria. La bronca en el sector está siendo sorda.

El ministro Montilla abrió el debate sobre la energía nuclear, aunque como ya hemos informado, se trata de un debate vacío en una estrategia de ganar tiempo. El titular de Industria reconoció a un alto empresario que en el fondo se trataba de marear la perdiz para no abrir un debate en serio. Las nucleares -explicaba Montilla- forman parte del subconsciente colectivo de la izquierda y no son tocables si no se quieren perder un millón de votos.

En el sector, sin embargo, la visión es bien distinta. En el informe sobre la crisis de abastecimiento mundial y española realizado por Juan Avilés y presentado en Alicante por Juan Velarde a mediados de julio, se apunta la necesidad de dotarse de nuevas fuentes energéticas eficientes para hacer frente al crecimiento descontrolado de la demanda.

Este crecimiento no es sino un indicador del bueno tono de la economía mundial. O sea, progreso. Y muchos países han comenzado ya a dotarse de reactores nucleares para hacer frente a ese incremento de la demanda. Francia está haciendo un despliegue formidable, China no digamos y Estados Unidos, en su línea.

La situación actual del petróleo en los 70 dólares no sólo obedece a causas políticas (Iraq, Irán, Venezuela), sino a un problema de demanda. Los pozos están a pleno rendimiento, pero la demanda crece exponencialmente, señala Avilés.

Mucha demanda y oferta limitada provocan alzas en los precios que además, regocijan a Hugo Chávez que en más de una ocasión ha amenazado con estrangular a Estados Unidos por la vía económica. A esto hay que añadir la amenaza del fundamentalismo islámico que sabedor de la dependencia petrolífera de Occidente podría planear un hachazo donde más duele.

Ante estas circunstancias, lo razonable es diversificar, señalan fuentes del sector. Y no en ciclos combinados, que consumen gas (cuyo precio está indexado al del petróleo), sino principalmente en energía nuclear. Pero los "dogmas progres" se imponen por encima de la razón. Algo parecido a lo que ocurrió en los 70 con los pesticidas. Los progres ecologistas consideraron que eso era muy peligroso para la salud y prohibieron su uso. El resultado es que las plagas acabaron con las cosechas y se produjo una hambruna indescriptible en el Tercer Mundo.

Por supuesto, los países dieron marcha atrás. Pero después de que los "castrantes" ecologistas sembrarán de más hambre todavía al Tercer Mundo. ¿Qué se puede esperar de quien aboga por utilizar anestesia en los árboles antes de ser cortados? Lamentablemente, esos son los que gobiernan la política económica del gobierno.