El vicepresidente del Santander Central Hispano, Alfredo Sáenz, ya ni se preocupa en disimularlo. Acaba de anunciar que el primer banco del país subcontratará servicios en Brasil y México. Como Sáenz es un estudiante de inglés tardío, le encantan los anglicismos, así que ha decidido denominar a la nueva práctica, centros de outsourcing. Considera D. Alfredo que los mejores países para instalar estos centros son México y Brasil, dada la estructura salarial.

Para entendernos, estructura salarial quiere decir que en México y Brasil la gente cobra menos que en España y se la puede despedir más fácilmente. Por eso, un trabajo para la red española del grupo bancario (por ejemplo, centros de atención al cliente o servicios informáticos) se pueden hacer desde México. Y cuando no los necesitemos, pues en lugar de buscarles más trabajo les enviamos al paro. Y que viva la globalización.

Siempre ha habido subcontratación, pero ahora hemos descubierto que si lo llamamos outsourcing hasta podemos programarlo.

La iniciativa del banco forma parte de la gran marea que trata de crear un tejido industrial con empresas sin obreros y multinacionales que son una pura marca, sin empleados, es decir, sin personas.