El pasado mes de julio, Javier y Nuria se casaron en Béjar. Ya había sido aprobada la Ley del "matrimonio" homosexual que califica al marido y mujer como meros "cónyuges". Ellos no se sintieron identificados con esa nueva formulación y pidieron al registro de Béjar que les inscribieran como matrimonio "igual que sus padres". El mismo escrito fue remitido a la dirección general de Registros y Notariado sin haber formulado -de momento- respuesta alguna.

Quien sí ha respondido ha sido el registro civil de Béjar. Eso sí, para lavarse las manos. Argumenta que el asunto ha sido sobradamente discutido en otras instancias y que el registro no es competente para esos debates, registrando lo existente según la legislación vigente. Añade que ya existen cuestiones de inconstitucionalidad a dicha ley y que habrá que atenerse al dictamen que resuelva la polémica.

El matrimonio ha anunciado que recurrirá alegando que no hubo verdadero consentimiento, ya que ellos querían consentir pensando en el matrimonio heterosexual, es decir, el matrimonio, y no en una fórmula en la que pueda ser llamado matrimonio a uniones que no lo son. Siguiendo la legislación vigente, si no hay consentimiento no hay contrato inscribible.

Conviene destacar que el caso de Javier y Nuria no es el único y que tanto ante el registro civil como ante la dirección general de Registros y Notariado se está produciendo una cascada de escritos en el mismo sentido pidiendo la protección de su matrimonio tal y como se ha entendido siempre. Es lo que ocurre cuando la legislación trata de sobrepasar los límites de la racionalidad.