Sr. Director:
Toda sociedad tiene, además de un rumbo, una velocidad. El curso natural de la civilización conlleva unos pasos y por claro que pueda preveerse el futuro es inevitable su justo curso, por muy cerca o lejos que esté.

Más allá del aporte de un simple granito de arena, nadie podríamos hacer nada por evitar los errores que se han cometido en masa y las desgracias que están ocurriendo en las vidas personales de muchas familias.

Debían de pasar para que aprendiéramos la lección sobre una situación político-económico-social que nos era desconocida a nuestra cultura occidental o no estaba lo suficientemente asentada. Y aunque aún temo a los gigantes bancarios, a los engañosos mercados y a los empresarios sin escrúpulos, hoy entiendo que por mucho que nos engañen y planeen dominarnos, el pueblo siempre será soberano de su camino, aunque a veces engañado lo lleven por donde no quiere.

Javier Blasco Sendra