El alcalde de Ermua, Carlos Totorica argumenta falta de oportunidad en la coyuntura actual. Endesa, la Fundación de Víctimas del Terrorismo y el Ayuntamiento de Vitoria habían financiado el proyecto

Nunca se había organizado un concierto de víctimas del terrorismo en el País Vasco, pero al director de Producciones Artísticas Cortés, Francisco Arriola, le pareció que sería una buena forma de manifestar la solidaridad con las víctimas. La fecha, 10 de julio, y el lugar, Ermua, tenían un marcado significado social. El secuestro y posterior asesinato de Miguel Ángel Blanco marcaron un antes y un después. Y despertaron lo que entonces se conoció como el Espíritu de Ermua: Nunca más la barbarie, nunca más la negociación.

El espíritu se ha ido apagando hasta que el 17 de abril expiró el último aliento de vida. El Parlamento aprobó una resolución que permitía al Gobierno establecer líneas de negociación con la banda de asesinos. Una humillación para las víctimas, que no están dispuestas a que se negocie con la sangre de sus familiares.

Y el espíritu de la negociación parece haber sustituido al espíritu de Ermua. Y así, aunque el pasado mes de enero, el alcalde de Ermua, el socialista Carlos Totorica, se había mostrado partidario de la organización del concierto, en la tarde del pasado martes, el interlocutor del consistorio, Nicolás Gutierrez comunicó a los organizadores que la coyuntura actual hacía inapropiado la organización de un evento que podría dividir más que unir a las víctimas. Esta es la explicación oficial.

Todo parece apuntar a que el Gobierno está negociando y que este concierto no les venía bien, señala Francisco Arriola a Hispanidad, quien añade que el Ayuntamiento de Ermua les ha pedido disculpas. ¿Pero de dónde viene la llamada, de Patxi López o de Madrid?, le preguntamos. No, de Madrid, les han dicho que paren el tema y es lamentable que en un estado libre un tío pueda agarrar el teléfono y echar un jarro de agua fría sobre la ilusión de las víctimas del terrorismo porque se encuentra en pleno proceso de negociación apunta Arriola.

El concierto había comenzado a organizarse el pasado mes de enero. Iban a participar 15 grupos musicales. Entre ellos Modestia Aparte, Siempre Así y Antonio Orozco. Además, tenían grabadas muestras de solidaridad de futbolistas como Iker Casillas. Todo un acontecimiento que gozaba del apoyo entusiasta del alcalde de Ermua, Carlos Totorica. El concierto era gratuito. Los asistentes no iban a pagar, los cantantes no iban a cobrar y Arriola organizaba todo de manera desinteresada.

No obstante, había algunos gastos que cubrir: el escenario, las noches de hotel de los 90 músicos, los 50.000 carteles que pensaban editar, 500 cuñas radiofónicas, etc. Para ello ya contaban con el apoyo financiero de Endesa que había donado 30.000 euros. La Fundación de Víctimas del terrorismo había puesto 24.000 y el Ayuntamiento de Vitoria otros 12.000. Además, había tres empresas más que prefieren mantenerse en el anonimato, muestra de la libertad que se vive en el País Vasco.

El apoyo empresarial es una buena muestra de la solidaridad social con las víctimas. Lo que resulta triste es que este gesto quede frenado por la política. Yo ya no sé si vivimos en un país libre, lamenta ante Hispanidad el director de producciones artísticas Cortés.

De momento, así han quedado las cosas. Habrá que ver si tras la tensión manifestada por ETA, el Gobierno cambia de criterio. Los sectores más duros de la banda terrorista han criticado a Otegi por abandonar los objetivos de la autodeterminación. Además, el fiscal de la Audiencia Nacional reitera la petición de procesamiento contra Otegi y el prófugo Jon Salaberría por financiar a ETA a través de las herriko tabernas.

Puede que el proceso de negociación haya quedado definitivamente roto. Si es así, quizás el Gobierno dé marcha atrás a su acto de censura. Una censura que además supone una grave injerencia en la autonomía municipal. Pero de momento, las víctimas se han quedado sin solidaridad. Otra vez.