El estatuto valenciano se había convertido en el ejemplo del espíritu de consenso de la transición. PP y PSOE pactaron el texto en las Cortes valencianas y negociaron con buen rollo en Madrid. Pero la tensión y crispación de la vida política ha roto el buen ambiente. La estrategia del PSOE está clara: marginar al PP. Y así es como han tensado la cuerda hasta romperla.

La estrategia utilizada ha sido la del disenso con el porcentaje de peaje para entrar en el Parlamento valenciano. Los socialistas apuestan por rebajar del 5% actual al 3%, una fórmula que además de resultar mucho más democrática, impulsaría a las minorías comunistas e incluso a los pancatalanistas de ERC que permanentemente se quedan a las puertas del Congreso por un sistema electoral que penaliza a las minorías.

Los socialistas saben que rebajar del 5 al 3% el peaje electoral elevaría sustancialmente sus posibilidades electorales. Y por la misma, los populares saben que esta nueva fórmula podría desalojarles del gobierno regional. Así que unos insisten en rebajar y otros en mantener. Cuestión de principios.