Sr. Director:
Las reseñas que los medios de comunicación están haciendo llegar a la opinión pública, sobre las conclusiones del Congreso político del partido socialista no han representado ninguna novedad.

Se podía decir que es más de lo mismo que un partido de izquierdas puede ofrecer a los ciudadanos: escuela pública  -mangoneada e ideologizada por el poder-, sanidad también pública, laicismo, no separación de poderes, Iglesia-Estado, como debiera ser, sino confrontación y acoso, no ya a una institución sino a los ciudadanos, que mayoritariamente la componen y uniformidad social.

Nada nuevo que no aparezca ya en el manifiesto de Pablo Iglesias, allá por los años veinte del siglo pasado.

Sólo hay una diferencia, que pone de manifiesto, la cara que se nos pone a los ciudadanos de "tontos administrados", como decía un buen amigo mío, cuando entre sus objetivos prioritarios, está quitar las casillas de la renta, supongo que se suprimirán las dos opciones, en las que los contribuyentes indicamos que determinado porcentaje de nuestra renta vaya a la iglesia católica o a fines sociales.

Y sin embargo, nada se dice de los millones de euros que nos cuesta a los españoles el mantenimiento de los partidos políticos y de las centrales sindicales, organizaciones privadas, que nada aportan a la sociedades y que  sí suponen un gasto recogido en los presupuestos generales del Estado, que a mis cortas luces debían financiarse con el dinero de sus asociados.

Es histórico que el socialismo siempre ha tenido ciertas "fobias" de la iglesia, sin darse cuenta de que esta la forman una gran mayoría de lo que llaman el "pueblo". Esta realidad le debería bastar para ser respetuosos con los derechos y libertades de cualquier ciudadano y no entrar en cuestiones que no son de su ámbito, ni hacernos partícipes de sus perjuicios y prejuicios.

Por ultimo, es fácil comprobar la gran ayuda que la iglesia, a través de sus feligreses, clérigos y laicos, presta a la sociedad española, a través de numerosas instituciones de carácter educativo, asistencial.....etc. que cuantitativamente superan el valor de lo que se recibe y cualitativamente no tienen precio.

El resto de los acuerdos, sobre todo los de carácter económico, indican que no bajan a la realidad  actual de España, ni parecen tener en cuenta los sacrificios que todos estamos pasando, consecuencia del despilfarro de años y que por lo que se ha publicado siguen proponiendo como presupuestos económicos.

Fernando Villar Molina