Sr. Director:

No sé si es el mejor lugar, pero me gustaría dejar bien claro que los jóvenes hemos seguido a Juan Pablo II porque era el Vicario de Cristo, no porque fuese fotogénico. Es también cierto que ha sido un Papa excepcional, un Papa santo, un Papa Grande... y por ello le estamos agradecidos y tendrá para siempre un lugar en nuestro corazón. Y todos los jóvenes católicos podemos considerarnos hijos suyos: hijos de su oración, hijos de su entrega.

Pero al Papa que va a venir también le vamos a querer y le vamos a seguir, e iremos adonde nos diga: porque es el Papa, porque representa a Cristo, porque es el servidor de la unidad y de la paz en la Iglesia. Por eso, me acabo de apuntar ahora mismo a la Jornada Mundial de la Juventud (Colonia, 16-21 de agosto de 2005): no necesito esperar a saber el nombre del nuevo Papa. Ya sabemos su nombre: es Pedro.

Antonio M.Burgos

amartinburgos@gmail.com