Yo no quería pero me temo que tengo que hablar de Adiós, Princesa, el libro donde el primo David, de apellido Rocasolano, ajusta cuentas con su prima, la Princesa Doña Letizia Ortiz, futura Reina de España (en la imagen).

Y por eso no me gusta, los resentidos sólo agradan a los morbosos: a mí me parecen repugnantes. Como también me parece repugnante el muy comprometido editor del libro, quien asegura haberlo publicado para frenar la política antiabortista de la Iglesia. Vamos, que no lo ha hecho por dinero, no por alcanzar la gloria editorial. Lo ha hecho por sus principios. Unos principios ¡de mueeeeeeerte! Para hipócrita, la progresía.

Pero voy a escribir, porque resulta que se hacen necesarias dos puntualizaciones.

Por ejemplo, veo en un diario de derechas, y de ideario católico, que "la princesa" nos debe una explicación. El argumento no es sofístico: resulta que sí abortó en Dator, a lo peor abortó fuera de los supuestos legales, y entonces habría cometido un delito. ¿Y a mí qué El cristiano no se guía por el delito sino por el pecado. No le importa la ley positiva, aunque tenga que cumplirla, sino la ley natural, en la que ley positiva debería enraizarse. Y aunque el aborto haya sido despenalizado y luego sacralizado como derecho, lo cierto es que sigue siendo un crimen que atenta contra la ley natural, sea o no delito. La explicación que nos debe Doña Letizia es haber abortado, independientemente de que lo haya hecho de forma legal o ilegal.

Segundo matiz, el ya aludido de la hipocresía progre. El aborto es un derecho pero debemos ocultar el aborto de la Princesa de España. No, hombre, no: si el aborto es un derecho, Doña Letizia Ortiz ha hecho muy requetebién matando a su indefenso hijo en sus propias entrañas: ha ejercido un derecho. Sin embargo, los medios más poderosos guardan un ominoso silencio sobre el repugnante libro del repugnante primo. Bulle la información en la Red -e Internet, que es más influyente que la prensa y la TV juntas- pero no en los medios.

La segunda puntualización es esa: bajo la excusa de no dar pábulo a un libro-venganza los señores de la prensa guardan silencio sobre la acusación a Doña Letizia de haber abortado en Dator.

Porque hasta a los aborteros más recalcitrantes no les gusta presumir de aborto. Una cosa es vociferar sobre el derecho al homicidio y otra fardar de ser una homicida.

¿Qué debería hacer la sudodicha Doña Letizia Pues, o bien negar el crimen de aborto, si fuera falso, o bien mostrar su arrepentimiento por un pasado salvaje... si es cierto.

¿Ven por qué la progresía quería a Doña Letizia como Reina Han conseguido meter en la Zarzuela a uno de los suyos, perdón, de las suyas. Pero no hay que hacer alarde de ellos, porque la gente puede no tener conciencia pero tiene estomago. Y los que tienen estómago, aunque no tengan conciencia, no trabajan en el abortorio Dator. Hay demasiadas vísceras humanas sueltas por los 'quirófanos'. A los progres les gusta una reina que no condena el crimen del aborto, pero no una reina que ha abortado. Es la misma diferencia de ver un tsunami en la tele que sufrir el Tsunami.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com