Sr. Director:
Hace poco recibí una invitación que me dejó helado: me invitaban a hacerme admirador de Mariano Rajoy.

 

El culpable: ese invento del facebook. La primera reacción fue pensar que el hombre, en su desesperado intento por hacerse con La Moncloa, ha llegado a sobornar a los gestores de facebook para buscar apoyos. Pero luego leí la explicación que el propio invento daba: Muchos admiradores de Es un tú en ti son también admiradores de Mariano Rajoy. ¡Acabáramos! O sea, que muchos cristianos, que apoyan la campaña de la conferencia episcopal a favor de la vida, al mismo tiempo, apoyan a Mariano Rajoy sin tapujos.

Pues que me lo expliquen, porque a bote pronto, la incoherencia es supina. Pero eso es lo que hay. No se trata de que muchos cristianos voten a Rajoy como el mal menor, no. No se trata de que lo voten con la mano en la nariz. Que no, que lo votan súper-satisfechos, y convencidos de que es el defensor de sus principios y el que va a sacarnos de todos los pozos y lodazales.

La capacidad del hombre para auto-engañarse es increíble. Que piensen esto de un político que ha dicho por activa y por pasiva que le parece muy bien y le parece una ley de consenso, la ley del aborto de 1985, responsable de más de un millón y medio de abortos Que piensen esto del mandarín de un partido que es campeón de abortos allá donde gobierna, como en Murcia o en la Comunidad de Madrid, donde Esperanza Aguirre paga con dinero de los contribuyentes madrileños parte de los 35.000 abortos al año que promueve

Y sin embargo, están convencidos de que votar a Rajoy es casi un acto de fidelidad a la Iglesia. Así lo piensan muchos, incluidas muchas monjas, sacerdotes y posiblemente algún obispo, lo que definitivamente torna mucho más perfecta la habilidad humana para el auto-engaño y los equilibrios imposibles.

Salvando las distancias, es algo así como si a los primeros cristianos, en caso de haber podido votar, les diese por votar a Herodes, el de las matanzas de inocentes. Nadie en su sano juicio, y mucho menos nadie viviendo en el espíritu, habría hecho algo semejante Pero los cristianos de hoy se ve que somos diferentes. Hoy se puede. Algunos dirán: bueno, hay que votar a Herodes, porque el malo es Nerón. Mire usted, quédese con Herodes, con Nerón, y con Jezabel, pero no me haga comulgar con ruedas de molino.

Claro que hay unos aprendices de Nerón y de Herodes. Pero el problema no es ése. El problema es que hay muchos Judas y muchos Pilatos. El problema de este país son los cristianos.

J. Raúl Marcos