El informe del Consejo Audiovisual Catalán que censura a la cadena COPE por emitir contenidos que se consideran insultantes y denigratorios fue aprobado por unanimidad, contando con el apoyo también del representante del PP. La filosofía debe de ser: quedarnos solos no servirá para nada, sumémonos a la mayoría.

Y eso a pesar de que Piqué había mostrado recientemente su solidaridad con los profesionales de la cadena de radio y había señalado que la radio pública catalana resulta mucho más insultante. No conviene olvidar que durante muchos meses los dirigentes del PP eran acusados de asesinos por la decisión de entrar en la guerra de Iraq. Sus sedes eran incendiadas sin que eso generase una sola muestra de solidaridad por parte de ningún partido político. Piensen por un momento que estas cosas ocurren con ERC por las conversaciones de Perpignan. ¿Se imaginan las reacciones que eso produciría?

Lo curioso es que el complejo popular ha hecho que en el primer informe del CAC se sumase al consenso. El pasado miércoles no lo hizo porque recibió una llamada de Génova in extremis. ¿A qué juega el PP catalán? O mejor, ¿A qué juega un Piqué en permanente guiño con el nacionalismo catalán que parece buscar emular a un federado Pasqual Maragall?