La presencia de sus dirigentes dio pie para desviar la atención de la reivindicación por la vida La manifestación por la vida no sólo fue un éxito, sino que evidenció que la oposición al aborto es mucho más potente de lo que los políticos creían. Su éxito supone un buen palo a un Gobierno que sólo puede seguir adelante a sabiendas de que va contra una sociedad civil. Por su parte, el PP, ávido de sacar votos de debajo de las piedras acudió a una marcha por la vida asegurando que las cosas estaban bien hasta ahora y que lo malo era la nueva ley del PSOE. Está claro que los peperos estaban en el sitio equivocado, pero, aún más, su presencia dio pie a los medios partidarios del aborto para desviar la atención del mensaje central. Manuel Morillo resume en su blog de Religión en Libertad el efecto PP.