Los populares deben de pensar que es un orgullo que una española salte a puestos de responsabilidad internacional. Deben de pensar que igual que Rato gozó del semiapoyo socialista para presidir el FMI, ellos deben ser leales y apoyar la candidatura de Salgado a la OMS. Sin embargo, cabe preguntarse sobre los cometidos de Salgado en la organización internacional.

¿A qué se dedicará la todavía ministra de Sanidad? Básicamente a lo mismo que ha hecho hasta ahora: exportar el aborto a los países donde no está despenalizado bajo el argumento de que se trata de extender los derechos sexuales y reproductivos. Este ha sido el trabajo que están desarrollando los funcionarios españoles en Hispanoamérica, explicando las ampliaciones de derechos donde además del matrimonio homosexual, se encuentra obviamente- el derecho al aborto.

A esto se suma la cruzada antitabaco, la gran batalla políticamente correcta de las organizaciones internacionales y que Salgado desarrolla con suma maestría. Ante los frenos de las CCAA y la pasividad de los bares y cafeterías, Salgado ha echado mano de los chivatos, la mejor manera de enfrentar a unos españoles con otros. Y ya hay motivos. El resultado final es que Salgado se candidatea para extender el aborto, la investigaciones con embriones, el matrimonio homosexual y la extensión del uso de la píldora del día después. Los laboratorios Schering deben de estar exultantes. Y el PP aplaude. ¿El qué aplaude exactamente?