Las autoridades consideraron que el hecho de que el portero del Celtic se santiguara podría interpretarse como una provocación habida cuenta de que sus rivales, los Rangers, son de mayoría protestante frente a los seguidores del Celtic, de mayoría católica. Según la fiscalía, dadas las circunstancias del partido, el gesto del guardameta equivalía a un atentado contra el orden público, por lo que procedió a amonestarle.

De momento, tarjeta amarilla. Pero mucho nos tememos que llegará la roja. Y claro, la Iglesia ya ha empezado a decir que somos ciudadanos romanos, pagamos nuestros impuestos y tenemos derecho a manifestar nuestros sentimientos religiosos. La libertad religiosa, señalaba Juan Pablo II, es el test del respeto del resto de libertades. La señal de la cruz está aceptada globalmente como gesto de reverencia religiosa, señaló el portavoz católico, Peter Kearney, quien añadió que la persignación es un gesto muy habitual en el fútbol internacional y en todos los partidos del Mundial.

Un par de derivadas. La primera: ¿Por qué los protestantes pueden interpretar como provocación una persignación que también les atañe como cristianos? Segunda: la Iglesia católica escocesa dispone de un portavoz autorizado que responde ante las agresiones del laicismo radical. Un buen modelo.