En el PNV puede haber nacionalistas radicales, pero también buenos economistas, y estos, independientemente de sus ideales políticos, son muy conscientes de que un País Vasco independiente será un desastre económico. Así, dentro de las interminables discusiones sobre el Plan Ibarretxe, en el seno del PNV se ha planteado la posibilidad de convertir a un País Vasco independiente en un paraíso fiscal, como una segunda Andorra, insertada entre Francia y España, sólo que a lo bestia.

No piensen en las Islas Caimán, sino más bien en un país con soberanía fiscal dispuesto a reducir prácticamente a cero una serie de impuestos que atraigan inversiones hacia esa futura Euskadi independiente, principalmente un reducidísimo Impuesto de Sociedades. Las vacaciones fiscales vascas se convertirían así en un amago para el glorioso futuro de una Euskadi independiente. Por cierto, que sería una Euskadi también independiente de Europa, dado que a los tribunales comunitarios no les gusta, lo que se dice nada, las llamadas vacaciones fiscales vascas.