Sr. Director: 
Gosling, el periodista gay que mato a su amante (ex pareja), dice que actuó para poner fin al sufrimiento de su amigo enfermo.

 

Sin duda se trata de un homicidio por compasión. Ante este hecho, Care Not Killingha ha emitido un comunicado en el que dice: por qué aquel hombre padecía dolores y por qué no recibía mejor tratamiento contra el dolor.

Sería lamentable, añade, que este caso contribuyera a la extendida pero falsa creencia de que en algunos casos es inevitable que una personas muera en medio de dolores insufribles.

El comunicado pone una comparación: Hay quien roba porque él o su familia pasa hambre. Pero nadie dice que la ley debería permitir por principio el robo en caso de grave necesidad. La ley, sabiamente, prohíbe robar y después, cuando se ha producido un robo, considera las circunstancias para determinar cuál es el mejor modo de tratar cada caso.

Admitir una excepción bajo estrictas condiciones tal vez funcionaría en un mundo ideal, en que sólo optaran por el suicidio personas plenamente libres y conscientes. Pero en la situación real todas las garantías que previese una ley permisiva no bastarían para asegurar la protección de personas vulnerables, condicionadas por el dolor, la depresión o el sentimiento de ser una carga. Contra todo eso se dispone actualmente de eficaz alivio en los cuidados paliativos.

Por eso, sostiene que hoy en día, la demanda de que se legalice la ayuda a morir tiene menos que ver con las penalidades propias de la enfermedad que con la difusión de la ideología de la opción individual.

Pero hay que poner límites a la opción individual. Precisamente por eso tenemos leyes, entre ellas leyes sobre el homicidio, por razones de seguridad pública: para proteger a los vulnerables, no para dar libertades a los fuertes.

Suso do Madrid