Si actualizamos el precio del petróleo cuando se produjo la crisis energética de 1973, el resultado es 53 dólares. A los 62 dólares actuales, nos encontramos muy por encima del nivel que provocó entonces la crisis. Es verdad que hoy somos más eficientes y necesitamos la mitad de consumo para la misma energía. Pero también es verdad que hoy hay nuevos elementos de inestabilidad que no existían entonces: fuerte demanda china, inestabilidad tanto en Iraq como en Irán, gobierno demagógico en Venezuela, etc.
 
Según los expertos, todos estos factores apuntan a una crisis estructural más que coyuntural. Hay un problema de encaje de oferta y demanda, no existe margen para dejar de abastecer y cualquier contingencia es respondida con enorme sensibilidad por el mercado. Incluso, no sería extraño que el barril se colocara en los 80 dólares, el nivel actualizado del precio alcanzado en 1974, un año después de que estallara la crisis.

A todo esto hay que añadir el problema de las refinerías que no han podido realizar sus paradas técnicas en los últimos años debido a la presión de la demanda. Pero la técnica manda y actualmente hay 11 refinerías paradas realizando labores de acondicionamiento. Un problema más para el abastecimiento del producto final que empuja el precio al alza.