Sr. Director:
En la calle hay manifestaciones contra la ley de aborto, práctica que consideran monstruosa y que cuenta con la campaña mundial de unas minorías decididas a imponerlo como un derecho humano (¿?) en todas las legislaciones del mundo.

 

Un caso: la jueza Phyllis J. Hamilton de California declaró inconstitucional la Ley aprobada en Congreso de los Estados Unidos y firmada por George W. Busch, que declara ilegal el llamado aborto por parto parcial (extraen los pies y hacen al niño una pequeña incisión en la nuca para succionarle el cerebro antes de su nacimiento total).

La madre de la jueza no la abortó; pero me pregunto por su pasado y si tiene niños o sobrinos y por qué estudió la carrera de Derecho. Probablemente, esta mujer es respetada en algunos círculos.

Por supuesto que la famosa jueza creerá que el niño no nacido no es humano, pues se supone que ella cree en los derechos humanos. ¿Una pobre ignorante? La ciencia nos dice que el niño nonato es humano desde su concepción; pero ella no puede alegar ignorancia.

Otro monstruo femenino. El caso de Ilse Koch, la esposa del comandante nazi Karl Otto. Fue juzgada y condenada como criminal de guerra, considerada un monstruo por sus prácticas aberrantes: usaba la piel de víctimas del Holocausto, después de matarlos, para hacer pantallas, billeteras y encuadernaciones de libros.  ¿Cómo fue degenerándose su alma? 

¿Y el aborto? Nadie que abogue por el aborto puede decir que es un acto de amor, ya que se mata a un inocente  indefenso. ¿Cabe la esperanza? La misericordia de Dios  es infinita para con nosotros, pecadores. Debemos acudir a Él arrepentidos o pedirle esta gracia.

Miguel Espino