"Tener un poco de inflación es como estar un poco embarazada", decía el malvado de Leon Henderson y no es que le faltara razón.

Al parecer tenía razón. Zapatero ha conseguido un récord estupendo: somos el país con más desempleo de toda la OCDE y estamos a punto de ser el de más elevada inflación; todo es cuestión de que el embarazo prosiga y así seguirá, pues nuestra dependencia energética sigue siendo altísima.

Y así, a alguna mente astuta se le ha ocurrido la feliz idea de ligar salarios a productividad en lugar de a inflación. Aparte de que, exceptuando la gran industria, resulta muy difícil valorar la productividad de un trabajador, no se podía elegir peor momento para desligar a los salarios del IPC: justo cuando los trabajadores llevan perdiendo poder adquisitivo durante la crisis y justo cuando la inflación repunta y a lo peor nos encontramos en los primeros compases del embarazo.

Yo creo que no es una buena idea ligar salarios y productividad. Sólo el propietario puede darse cuenta de lo que rinde cada empleado. Y eso, insisto, en las microempresas. Pero, en cualquier caso, si hay un momento indeseable para aplicar el modelo, es éste, especialmente en España, país de salarios bajos, desempleo disparado y, ahora, inflación al alza. Suponiendo que exista un buen momento para aplicar el nuevo sistema, éste es el peor de todos.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com