En cuanto al mercado de trabajo, por vez primera se muestra partidario de una reforma que abarate el despido aunque sin tocar los derechos adquiridos de los actuales trabajadores. Como hicimos en el 97, repite cual 'mantra'. También aboga por reformar la negociación colectiva para vincular los salarios a la productividad en lugar de a la inflación. Esto permitiría favorecer la creación de empleo.
Además, Montoro se mostró claramente contrario de eliminar la Ley Beckham, pensada para atraer profesionales y científicos del extranjero mediante un estímulo fiscal. Ahora resulta que al primero que pasa por ahí, como gana mucho dinero, se le da un sartenazo. En opinión de Montoro, el guiño no sirve para nada. Tanto Montoro como Rajoy han criticado duramente que el PSOE censurara el debate de la propuesta 'popular' para impedir la subida del IVA. Se trata de una practica antidemocrática: impedir el debate cuando se va a perder. Y concluye con una genérica: "competimos a través de la fiscalidad; sino, habrá un retroceso en la capacidad de competir. Como es sabido, el PP votó en contra de eliminar la Ley Beckham. ¿La razón? Ya está bien de tanta demagogia.