La muerte digna, eufemísticamente llamada, ya está regulada en Navarra

 

Se convierte en una de las comunidades pioneras, junto a Andalucía. También fue una de las primeras en aprobar las parejas de hecho.

Cuando uno piensa en Navarra, además de en otras muchas cosas, piensa en religiosidad (Javier, San Fermín). Por eso llama mucho la atención que sea una de las comunidades pioneras en leyes que atentan contra la vida o contra los principios cristianos. Si hace unos años fue de las primeras comunidades que legisló sobre las parejas de hecho, esta vez lo hecho sobre la muerte digna.

Lo que de verdad se ha hecho ha sido abrir una brecha en la legislación para que en el futuro se acaben permitiendo todo tipo de aberraciones contra ancianos, enfermos o todo tipo de personas, que no aporten nada a la sociedad y que impliquen un gasto para el Estado o para las familias. Esta ley lo que hace es rechazar la objeción de conciencia y amplía el concepto de muerte digna a enfermos en situación terminal hasta personas con enfermedades graves e irreversibles. Lo cierto es que es un agujero sin fondo.

Lo que se pretende es evitar el encarnizamiento terapéutico, según dicen los defensores de la nueva ley, pero ante quienes acusan a la Iglesia Católica de ser una de las que apoya el sufrimiento gratuito, sólo hay que recordar la existencia del testamento vital (que está a disposición de quien quiera en la página web de la Conferencia Episcopal).

Entonces, ¿qué se busca? Iniciar la rampa por la que se deslizarán futuras modificaciones, de manera que aquellas personas no útiles puedan ser desechadas con toda la cobertura legal. Pero en esos casos, aunque lo permita la ley, se está matando.

Juan María Piñero

juanmaria@hispanidad.com