No olvidemos algo : en el siglo XXI, el nuevo Orden Mundial (NOM) es antisemita. Desde que ese personaje histórico que fue Juan Pablo II religó Judaísmo y Cristianismo, el NOM se pasó al antisemitismo. En España esto se deja ver enseguida, porque el zapaterismo es muy papanatas, y se muestra encantado de asumir las consignas del Nuevo Orden sin la menor crítica y con el mayor entusiasmo.

El cambio hacia el antisemitismo se produjo cuando los miembros del Nuevo Orden Mundial, es decir los que dirigen la macedonia relativista como pensamiento único para toda la humanidad, así como la ingeniería demográfica como único planteamiento socia válido, el capitalismo especulativo como único sistema económico admisible y la Cristofobia como única bandera mediática, en definitiva el NOM, cayeron en la cuenta de que Israel era un pueblo de Oriente que había optado por regresar a Occidente, es decir, por la libertad individual y por la consideración del hombre por encima de la humanidad. A fin de cuentas, el mensaje de Occidente es muy sencillo y puede resumirse así: la persona es sagrada.

Desde ese momento, el NOM se volvió antisemita. Pero como el Holocausto aún está muy próximo, el NOM ya no habla de antisemitismo, sino de antisionismo. Por ejemplo me ha preocupado mucho el manifiesto conjunto de varios líderes religiosos (para ser exactos lo que me preocupa es que haya sido firmado por el patriarca latino de Jerusalén, Michel Sabbah. Comprendo lo mucho que ha sufrido como palestino, pero no me parece un camino adecuado) acerca del sionismo cristiano. La pura expresión del sionismo cristiano es una contradicción en sus propios términos, el precitado Juan Pablo II, precisamente el papa que estableció relaciones diplomáticas entre el Vaticano y el Estado de Israel, tenía muy claro que la Iglesia es prosemita no podía ser de otra forma dado que su fundador fue un judío- y antisionista, pues no cabe duda de que el Estado de Israel siempre ha sido poco proclive a la Iglesia e incluso, en sus elementos más extremos ha creado una especie de teocracia donde lo que importa no es Yahvé sino la supervivencia del Estado de Israel.

Ahora bien, incluso ese sionismo se ha convertido de grado o por fuerza, por devoción o por obligación, por convicción o por interés, en la primera trinchera de un Occidente asediado. Nada más estúpido que ver a la Unión Europea alabando la causa de Hezbolá, uno de sus enemigos más interesados en destruirles.

En este escenario surge el envío de tropas al Líbano como fuerza de interposición entre los guerrilleros-terroristas de Hezbolá y el ejército hebreo. Con su irrefrenable tendencia a meter la pata, el Partido Popular se opone porque considera que la misión es extraordinariamente peligrosa, es decir que los militares no están para correr riesgos, más o menos como la banca cuando concede créditos con garantía real, con toda razón los socialistas responden que las tropas españolas operan bajo mandato de Naciones Unidas y que están luchando por la paz y por la reconstrucción del Líbano. Y es que, como suele suceder, el PP no ha entendido nada. El problema de la fuerza multinacional no radica en los militares que la componen sino en que la ONU ha montado un paripé que llevará a una nueva guerra antes o después. No se trataba de interponerse, sino de desarmar a Hezbolá, un Estado dentro del Estado : ¿Van a hacer eso los soldados italianos, franceses y españoles?

Para Israel no ganar una guerra es perderla, ahora mismo tenemos a todo el fundamentalismo islámico absolutamente envalentonado, a Siria rearmando a Hezbolá y a Irán financiando al jeque Nasralá. Al parecer los pobrecitos guerrilleros de Hezbolá disponen de dinero suficiente para ofrecer nueve mil euros a cuatro mil familias cuyas casas han resultado destruidas durante la guerra. Son las mismas familias de las que se alimentan las guerrillas del jeque, está claro que lo del Líbano no ha hecho más que empezar pero, al menos, no confundamos al adversario. Lo de la ONU puede ser muy legal pero es un paripé de mucho cuidado.

Eulogio López