Lo ha dicho el Papa Francisco: "Es lícito parar al injusto agresor". Conclusión mediática: el Papa está bendiciendo los bombardeos estadounidenses sobre los salvajes del Califato Islámico. Segunda afirmación: "No hablo de bombardear sino de pararlo (al agresor), los medios han de ser valorados". Y de inmediato, las críticas correspondientes: ¡Qué gracioso: no concreta! ¿Cómo parar a los salvajes del Estado Islámico (EI)

 

Pues no. Francisco ha dicho lo que tenía que decir. La guerra también tiene sus reglas. Las implantaron teólogos españoles. Para concretar: la Ética, como ciencia que estudia el comportamiento de los hombres desde un punto de vista moral (o sea lo que es bueno y malo), también ha razonado sobre la guerra y las condiciones para que sea justa. Y lo que ha dicho el Papa de regreso a Roma desde Corea del Sur es lo mismo, como lo que han predicado con antelación los últimos papas (Juan Pablo II que sufrió los conflictos de Bosnia e Irak; y Benedicto XVI, que no sólo habló, como cuentan los malpensados, de la belleza de la liturgia).

Esencialmente las condiciones para que una guerra sea justa son cinco:

1) Imposibilidad de solución pacífica, que con los yihadistas parece poco probable.
2) Que la causa sea justa. Haya razones de peso para ello, como la legítima defensa (y si se lo preguntamos a los cristianos iraquíes, no hay duda), mientras no haya una autoridad supranacional competente y eficaz (debería ser el Gobierno de Irak, aunque los kurdos se han adelantado).
3) Que la decisión la tome por la autoridad legítima a quien corresponde velar por el bien común de la nación.
d) Que la intención sea recta. La guerra - a la que siempre se suman esos inevitables daños colaterales- debe buscar, en otras palabras, la justicia, no la venganza.                                            e) Y muy importante: que sea proporcional. Es decir, que los bienes que se pretenden conseguir sean superiores a los males que se van a provocar.

Por eso la guerra de Gaza es injusta. No es proporcional. La defensa israelí ha resultado desmesurada, ergo injusta, detener a los fanáticos islámicos es justo para proteger a los cristianos masacrados y a los kurdos. Otra cosa es que los bombardeos desde el aire provoquen víctimas inocentes.

Juan Pablo II también dejó claro los principios de la guerra justa: pidió la intervención militar en Bosnia para detener el genocidio bosnio, pero al mismo tiempo se opuso a la invasión de Irak.

Occidente debe intervenir para parar a los fanáticos islámicos del EI
La petición del Papa se une a la de su enviado especial a Irak, el cardenal Fernando Filoni, y al patriarca de Babilonia de los caldeos, Louis Sako. Ambos, en un comunicado conjunto han pedido lo mismo una intervención para detener a los salvajes del 'Califato' y proteger a la población.

Sí, la norma moral es muy clara. Francisco no ha hecho más que recordarla. Y con rectitud de intención, cualquiera sabe aplicar la norma general a las circunstancias particulares. ¿Hay que intervenir en Irak y Siria contra el Califato Por supuesto que sí.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com