Sr. Director:

Fui a Valencia con mi familia en viaje relámpago. Llegamos el sábado al mediodía y volvimos el domingo. No dormimos en toda la noche pero se nos hizo todo muy corto.

Fuimos a ver al Papa pero sobre todo fuimos a escucharle. Y no nos defraudó. El Papa llegó y convenció porque habló efectivamente de la familia como "iglesia doméstica", y eso éramos los que allí estábamos, pequeñas "iglesias" que vieron reafirmado su valor insustituible. El Papa convence porque da el protagonismo a quien lo tiene: los padres, los hijos, los abuelos, los hermanos....

Los protagonistas no son los políticos, los periodistas, los colegios, los ministerios... Los verdaderos protagonistas son los miembros de las familias. Son ellas las que tienen el poder porque son ellas las que acogen, las que cuidan, las que confortan en los duros momentos y siempre, son en palabras del Papa: Insustituibles.

El esfuerzo físico y económico que derrochamos se vio correspondido por esas palabras que confirmaban que no estamos haciendo el tonto sino que somos el futuro de la sociedad, de una sociedad que quiere a los niños y a los ancianos, a los sanos y a los enfermos y que sabe que todos tienen cabida porque todos son necesarios.

Impresionante lo que se ha vivido estos días en Valencia, fue fundamentalmente un encuentro familiar convocado por el "abuelo del mundo", en el que se habló de esperanza y de amor y también de responsabilidad, de derechos y deberes. Las familias lo necesitábamos, saber de su apoyo, de su aplauso a que seamos el corazón de la sociedad.

Fue como volver a encontrar el sitio de cada uno, aquél como padre, yo como madre, aquellos como hijos, ustedes como abuelos.... todos distintos con funciones y afectos distintos pero todos iguales y necesarios para los demás. No hay ninguna institución, partido o asociación que convoque de manera tan honda como la Familia, eso es lo que se ha demostrado en Valencia.

Pilar Pérez

pilar.perez.rodriguez@gmail.com