Alfonso Ussía es un escritor como la copa de un pino. Sólo tiene un problema: su jerarquía de valores, expresión que significa justamente eso, que los valores deben situarse en el punto más alto de la pirámide jerárquica.

Dice Ussía (La Razón, domingo 2 de noviembre) que Pilar Urbano debió utilizar una grabadora si quería que creyéramos en la veracidad de las declaraciones de SM la Reina doña Sofía. Porque claro, si no hay grabadora -y pone el ejemplo de un dechado de honradez profesional, como José Luis Vilallonga, todo un argumento de autoridad- no nos podemos creer lo que dice Urbano que dice doña Sofía.

La verdad es que hasta el potito sabe en España que las declaraciones de la Reina transcritas en la obra corresponden a lo que la Reina piensa. En primer lugar, porque el desmentido de la Casa Real habla de inexactitudes, es decir, que es cierto. Y en segundo lugar, porque las declaraciones 'hots' de Su Majestad se resumen en un folio (han sido resumidas en un folio por todo quisqui). Son las referidas al aborto, la eutanasia, la familia natural, la enseñanza de la religión en las escuelas y, en pocas palabras, los valores no negociables de Benedicto XVI. Eso son los que han soliviantado a la progresía por la sencilla razón de que son valores cristianos, es decir, políticamente incorrectos. Por tanto, si, como insinúas -de forma un punto taimada, admirado ex director Ussía, tirando la piedra y escondiendo, la mano-, Urbano ha tergiversado estos concretísimos puntos a doña Sofía de Grecia, la susodicha no tendría más que aclararlos, sin necesidad de recurrir a grabadora alguna: No señor, no estoy 'absolutamente' en contra del aborto, ni del homomonio, ni de la eutanasia y, respecto a Educación para la Ciudadanía me atengo a lo que dicta la norma, que para algo soy poder arbitral. Y punto: Urbano, hubiese quedado como una mentirosa y una manipuladora, y el prestigio de Su Majestad incólume ante el discurso cultural dominante.

Pero no lo ha dicho ni lo dirá. Por la sencilla razón de que lo que ha ocurrido es que una mujer de 70 años, que lleva como un muelle comprimido durante demasiado tiempo, ha dicho lo que le pedía el alma, que siempre exige coherencia. Y como Ussía no puede negar que el texto de Urbano fue corregido por Zarzuela, acude a anécdotas históricas -arte que maneja con maestría- para desacreditar a Urbano: la autora ha convertido un exceso de confianza en una noticia. Pero querido ex director: si se hubiera dado dicho exceso se habría traicionado la confianza pero no la verdad. De otra forma, le habrían parado los pies en la censura zarzuelina: un exceso de confianza nunca anula una noticia; la noticia sólo resulta anulada por la mentira. Y Urbano, personaje por el que no siento especial simpatía, ha dicho la verdad. El que miente es el comunicado de Zarzuela para salvar la cara de una institución que lleva demasiado tiempo sirviendo al Estado, lo reconozco, pero también mostrándose servil ante el Gobierno -sobre todo si es de izquierdas- y, aún más, ante la atmósfera dominante. Es decir, que ha renunciado a la autoridad para centrarse en el poder.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com