El proceso de regularización extraordinario impulsado por Caldera generó mucho consenso, pero también algunas críticas. Desde el PP se criticó el "efecto llamada" de una regularización que prácticamente no exigía casi nada a los inmigrantes indocumentados. Desde el PSOE se defendió que era este gobierno quien estaba encarando de frente la realidad de unos inmigrantes que estaban entre nosotros, que estaban trabajando, pero que no tenían derechos ni tampoco obligaciones.

Otra de las críticas que el PP lanzó por debajo de la mesa es que -en el fondo- el proceso de regularización pretendía ganar una masa de votos cautivos al modelo norteamericano. Pues bien, en la mañana del miércoles 24 de agosto, el diario El País ya apunta en su editorial la necesidad de reflexionar sobre si los extranjeros (un 8,7% de los cotizantes a la Seguridad Social) deberían de tener también derecho de voto, al menos en las elecciones locales.

El antecedente de la posibilidad de que los extranjeros comunitarios residentes en España sean electores y elegibles en las elecciones municipales será probablemente esgrimido en la "reflexión" que abre el diario polanquil. Después, pasar de las locales a las generales será sólo cuestión de tiempo, porque si participan en las locales, ¿por qué no en las generales? De esta forma, el PSOE pretende perpetuarse en el poder, en el convencimiento de que los extranjeros regularizados sabrán agradecer con su voto al gobierno que les ofreció papeles. Una jugada perfecta con un control de tiempos exquisito.