Rajoy y Gallardón, los caraduras del día: contra la ley de 2010 pero a favor del espíritu de 1985. Comenzamos a vivir el principio del fin de la era abortista. El panorama para abolir el infanticidio se parece demasiado al del final del comunismo

Otro éxito de convocatoria el de este domingo 7 de marzo. Parecía imposible, porque las manifestaciones cansan y encima al Gobierno Zapatero no le importa la opinión del pueblo, salvo la del pueblo televisado unidireccional, acrítico y que no se toma la molestia de salir a la calle. Mientras pueda continuar con su lavado de cerebro televisado (Zapatero controla a la perfección la televisión, no así la prensa ni Internet) la calle no le preocupa. Él no pretende ser un líder popular ni servir al pueblo. Sólo permanecer en el poder.

Por tanto, la convocatoria de Derecho a Vivir, entidad que lidera Gádor Joya, ha sido espléndida: además, en muchas ciudades españolas a la vez, lo que diversifica esfuerzos y reduce las aglomeraciones, aunque multiplica la presencia. Sin duda, los organizadores han obtenido un sobresaliente e incluso  han logrado una atmósfera distinta, más alegre, más audaz, con más convencidos. En la madrileña Puerta del Sol, una bandera homosexual -arco iris- colgaba de un balcón, donde se exhibía un gay en postura altanera, buscando el pobre hombre que alguien le dijera o hiciera algo. No hubo forma, se veía que los presentes eran buena gente y que no estaban por la agresividad sino por la defensa del más inocente y el más indefenso. Hace apenas 10 años, los manifestantes eran, inequívocamente, ultras, ahora el apelativo ya no cuela, porque juegan con sentido del humor.

En Madrid, la convocatoria principal, ABC, La Razón y La Gaceta competían por monopolizar el asunto. Quizás ganó La Gaceta, pero sólo gracias a la jetadura inmensa, inigualable, del alcalde de Madrid, el pepero Ruiz Gallardón, quien asegura que si llega al poder derogaría la ley. Hicieron bien los organizadores en pedirle a Mariano Rajoy que hiciera idéntica promesa. No la hizo pero, si lo hiciera, resultaría insuficiente. El drama del PP consiste en que, a pesar de haber obtenido el poder en 2000, con mayoría absoluta, no derogó la ley de aborto del 85. Por eso nadie le cree, ni a la caradura de Gallardón ni al caradura d Mariano Rajoy ni a la caradura de Ana Botella, asimismo presente en la convocatoria.

Además, la ley de aborto de Zapatero es incluso más restrictiva que la de Felipe González de 1985. Eso sí, la de ZP el estilo del hombre- convierte el aborto  en un derecho. El paso de aborto despenalizado a derecho de la madre a asesinar a su hijo es grave, sí, pero no habrá más homicidios en España por esta causa de los habidos hasta ahora, con el PP y con el PSOE. En otras palabras, Rajoy no tiene que prometer que derogará la ley de 2010 sino todo aborto en España. En plata: el objetivo de los provida ya no puede ser el PSOE, sino el PP. Ya nadie duda de la degeneración progre del PSOE, pero todavía hay quienes se dejan engañar por el PP: un partido mayoritariamente abortista y cínico en la defensa del derecho a la vida.

En cualquier caso, un 10 para los organizadores. Si acaso, sólo una crítica, pero que no rebajaría la nota ni unas décimas: el empeño en repetir eso de No estamos solos. Por supuesto que no, la situación que vivimos actualmente en Occidente con el aborto, se parece extraordinariamente a la experimentada en vísperas de la caída del comunismo en 1989. También entonces, el 90 por 100 de la población y el 100 por 100 de intelectuales y analistas estaban convencidos de que el leninismo era imbatible, y en el más optimista de los escenarios se podría llegar a la contención: el muro se diluyó como un azucarillo.

Lo mismo ocurrirá con el aborto, el genocidio más bestia que haya conocido la humanidad. Son los abortistas los que se están quedando solos, deberíamos empezar a llamarles los otros: están muertos aunque ellos no lo saben.

Eulogio López

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