El nuevo talante "vendido" por el Partido Socialista ha quedado en mera retórica. El supuesto respeto de las instituciones ha quedado en papel mojado desde que la ministra de Educación, María Jesús Sansegundo, anunciara un real decreto para el próximo 24 de mayo, que paraliza la aplicación de la Ley Orgánica de la Calidad de la Enseñanza (LOCE).

 

De esta manera, se perpetra la quiebra salvaje del principio de la separación de poderes. Un real decreto del Ejecutivo congela una decisión aprobada por mayoría cualificada de la Cámara tras un largo proceso de consenso y debate. ¡Toma talante y respeto de las instituciones! Por otra parte, el Gobierno desoye el mandato del Senado que insta al Gobierno a realizar las reformas educativas con el consenso y diálogo por las partes que mereció la LOCE.

 

Y es que la LOCE nace de las aulas y trata de remediar la preocupante realidad de la falta de preparación cultural de los próximos contribuyentes. La Educación debería quedar al margen del debate político y convertirse en materia de Pacto de Estado, evitando los vaivenes y los permanentes cambios de planes de estudio. Pero asumido que esta es una asignatura para septiembre, lo que no puede hacer un Ejecutivo es vulnerar la voluntad popular expresada a través de sus representantes en el Parlamento.

 

El freno de la LOCE por el "ordeno y mando" sienta un preocupante antecedente. Las prisas y la improvisación obedecen a una clara voluntad de sacar la religión de las aulas, aunque el 75% de los progenitores hayan optado libremente por ella. "Todo para el pueblo, sin el pueblo y en contra del pueblo si se trata de religión", parece la nueva consigna de los jacobinos pseudoilustrados.

 

El modelo, dicen, es el laicismo francés. Un ejemplo que atenta contra nuestro modelo constitucional y que en la vecina Francia se encuentra en plena revisión. Pero nuestros socialistas autóctonos son más "modelnos" que nadie y siempre consiguen llegar tarde al progreso. Cosas del casticismo.