Del reciente congreso celebrado en el Vaticano destacan especialmente dos ideas:

En primer lugar, es cierto que el genoma humano es como una carta de identidad del ser humano. Donde hay genoma humano, hay ser humano. Por eso, toda experimentación con embriones es una muestra de nuevo racismo genético. El parangón histórico que viene a la mente de forma inmediata es el nazismo. Fueron los más grandes utilizadores del ser humano en beneficio de un ideal presuntamente superior por el hecho de ser colectivo.

En segundo lugar, en la entrevista que ha publicado la agencia Zenit con el profesor Losito, queda claro que la terapia genética es, además, de lo más presumida: ha conseguido la cruz sacrificar seres humanos- pero no ha conseguido la cara: curas una sola enfermedad. Es decir, que tiene más de genética que de terapia (Entrevista completa con el profesor Massimo Losito).

Eulogio López