Para nuestros amigos hispanos decirles que Pozuelo de Alarcón es una población satélite de Madrid que todavía alberga una de las rentas per cápita más altas de España. Durante casi veinte años, con cinco victorias electorales consecutivas, la Alcaldía estuvo ocupada por José Marín Crespo, del Partido Popular, el gran urbanizador de lo que antes de su llegada era algo muy parecido a un páramo. Pero los vientos de cambio en el PP madrileño, controlado ahora por Esperanza Aguirre, exigían un cambio. Total, que el nuevo alcalde de Pozuelo, siempre fiel al PP, es Jesús Sepúlveda.

Y ahí cambio todo. Por ejemplo, una de las primeras decisiones de Sepúlveda ha sido la erección, con perdón, de un monumento, consistente en un timón o rueda dentada, según se mire, símbolo del Rotary Club. La plaza ha pasado a denominarse Plaza de los Rotarios, por si alguien no captaba el significado.

Esperanza Aguirre se hizo famosa por presentarse en un Congreso de Masonería celebrado en Madrid, donde se dejó fotografiar embutida entre dos liberales personajes tocados con un precioso mandil. De hecho, y según dicen sus detractores, y no estamos hablando de su correligionario, el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, fue la única vez que a Aguirre se le ha visto cerca de un mandil.

Como siempre recuerdan los propios interesados, no todos los rotarios son masones. Lo cual es muy cierto. Los rotarios son sólo las levas de la institución, y sólo algunos alcanzan más altos honores. Lo mismo ocurre con los rosacruces, en versión juvenil.

No obstante, algo dice del aire que se respira en el PP de Mariano Rajoy.