Rubalcaba, el príncipe de la demagogia, juega con fuego. El PP les ha quitado la beca a los Erasmus, gritaba en su homilía de fin de semana, una beca con la que los jóvenes esperaban encontrar una salida al extranjero. ¡Venga ya, Alfredo! El Erasmus no estaba pensado para encontrar trabajo en el extranjero sino para aprender idiomas y unir a Europa. Pero, sobre todo, Alfredito, príncipe de la demagogia, hacer Europa con cargo al bolsillo de los padres, no del Estado. Con la beca Erasmus ningún joven puede cursar estudios en el extranjero, salvo que viva en un albergue para indigentes y ni así, que hay que pagarse el transporte, la matrícula y otros gastos. ¿Por qué mientes, Alfredo

Los socialistas son incapaces de estar mucho tiempo fuera del poder, y si para ellos hay que fomentar el enfrentamiento civil pues lo harán sin pestañear. Cualquier cosa es buena para hundir al PP. La insensatez del PSOE es grande como la ignorancia del lobby feminista (Soraya Rodríguez, Elena Valenciano) que se ha hecho con el poder en el Partido.

Mientras, los nacionalistas vascos, demasiado tiempo privados del proscenio, se lanzan a apoyar a ETA y a los terroristas. Es posible que las víctimas tengan que perdonar a los verdugos etarras, pero lo que no se les puede pedir es que perdonen a quien se enorgullece de haber asesinado. Parece demasiado, ¿no El PNV está abonado al guerracivilismo y vuelve al ser el viejo nacionalismo vasco, ensoberbecido e insensato de los años sangrientos de ETA.

¿Qué me dicen de los nacionalistas catalanes No quieren la independencia. Lo que quieren es que se la niegue Madrid para poder seguir quejándose. Pero, mientras tanto, han enfrentado al vecino del primero contra el del segundo y al conjunto de los catalanes con el conjunto del resto de los españoles. A Artur Mas no le importa un pimiento el desastre social que está provocando. Lo que le importa es pasar a la historia como el mártir de la independencia. Guerracivilismo en estado puro.

La Izquierda Unida de Cayo Lara quiere revivir el comunismo estalinista. No sólo es que busque el enfrentamiento civil, por omisión o confusión mental: es que lo busca con denuedo. No quieren guerracivilismo, quieren la revolución leninista, es decir, la Guerra civil.

Mientras tanto, Mariano Rajoy vulnera todo su programa electoral en materia económica y pone contra las cuerdas al voto católico con su repugnante tibieza frente al derecho a la vida. Con lo primero empobrece a las personas y fortalece al Estado, es decir, la Gobierno, es decir, a él mismo.

No le acuso de la deriva catalana. Contra lo que predican incluso ciertos nacionalistas moderados, al igual que la prensa de la zona como La Vanguardia y El Periódico, lo cierto es que si los nacionalistas catalanes quieren un cambio deben ser ellos los que propongan qué tipo de cambio y, sobre todo, el famoso 'prou' que les reclamaba Margallo: darse por contentos con lo conseguido… para siempre jamás.

Rajoy tiene toda la razón cuando asegura, como hizo este pasado fin de semana en Barcelona, que el futuro de cualquier parte de España debe ser votado por el conjunto de los españoles, no sólo por los catalanes. También la tiene cuando dice que si alguien quiere cambiar no tiene derecho a exigir que sea el otro quien le "mime", empleando el término hortera al que es tan aficionado don Artur. Y también tiene razón cuando asegura que los nacionalistas llamados moderados se dedican al hecho consumado y luego se rasgan las vestiduras: ¡Qué vergüenza estos del PP, no negocian sobre el hecho consumado que acabo de plantearles! ¡Cómo son! Un referéndum no es ninguna propuesta, es una imposición.

Pero no la tiene cuando abjura de los valores que le llevaron a la mayoría absoluta, cuando abjura del derecho a la vida o cuando abjura de la propiedad privada y convierte a España en prisionera de los mercados financieros y de unos impuestos confiscatorios que nos han llevado al paro y a la pobreza.

Y eso también es insensatez y también nos lleva al guerracivilismo, porque el nivel de frustración de la sociedad española no deja de aumentar.

Con esta insensata clase política, ¿una nueva guerra civil en España es posible Sí, me temo que lo es. El enfrentamiento fratricida siempre llega en el mismo momento: cuando se deja de creer en la rectitud de intención del otro. No en su error, sino en su rectitud de intención. Entonces puede pasar cualquier cosa. Incluso una guerra civil.

Y la clase política española no tiene la categoría necesaria para darse cuenta de ello. Ni de lejos. Seguirán insultándose entre sí mientras los españoles les insultan a ellos. A todos ellos.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com