Un atentado en Estados Unidos, en vísperas de las elecciones, ¿le daría la victoria a Bush o a Kerry? Y en segundo lugar: ¿Quién quiere Ben Laden que gane las elecciones del 2 de noviembre: los republicanos o los demócratas?

Si hacemos caso de los viñetistas españoles, Laden estaría a favor de un triunfo del belicoso Bush, que abriría una cadena de acción-reacción, siguiendo las cláusulas del buen marxista. Sin embargo, en círculos empresariales más próximos a Bush que a Kerry, el terrorismo internacional estaría buscando un atentado terrorista en la recta final de la campaña, a ser posible en territorio norteamericano, para forzar la victoria del demócrata. En otras palabras, un segundo 11-S que consiguiera en la Casa Blanca lo que el 11-M consiguió en España: cambiar un Gobierno en tres días contra el parecer de todos los estudios de opinión.  

Y no sería el atentado lo que precipitaría el crudo al alza, sino el hecho de que el terrorismo internacional pudiera exclamar: a golpe de asesinato cambiamos gobiernos.