En el desayuno de la mañana de este martes sólo estaba Florentino y Luis Rivero. FG, Botín, Alierta y Brufau no se dejaron ver

Rajoy estuvo flojo: no terminó de convencer. Tampoco se lo cree. No es capaz de imponer orden en su partido y "no descarta" pactar con el PNV. Sus reformas son muy interesantes… siempre que se gobierne.   Lleno hasta la bandera en un céntrico hotel madrileño donde comparecía Mariano Rajoy en un desayuno informativo organizado por Europa Press. Estaban todos los que son… de Génova. Pero el mundo del dinero le dejó de lado. Tan sólo Florentino y Luis Rivero se dejaron ver. Por cierto que este último parecía ejercer de anfitrión, practicando una especie de besamanos al finalizar el acto.

No estaba el presidente de Telefónica, César Alierta. Tampoco estaba el presidente de Repsol, Antonio Brufau. Por supuesto, Botín no se dignó a aparecer tras la foto sin chaquetas con ZP. Ni siquiera estaba ese incondicional de la derecha llamado FG. Nadie. Y no es porque sean muy liberales. Hace algunos meses, D. Mariano recibió el calor del mundo del dinero. Hoy ha podido sentir la soledad y el frío del fracaso anunciado.

No convenció. No consiguió transmitir espíritu de victoria, que es lo que se esperaba de él. Es verdad que cuando le preguntaron si seguiría al frente del PP aunque pierda respondió por la vía fácil: "No hablo de ciencia ficción". Así se las ponían a Felipe II, reconoce el moderador, Ángel Expósito. Sin embargo, Rajoy sí que plantea la posibilidad de pactar con el PNV. Por supuesto no en el soberanismo en el que parece instalado en nacionalismo vasco. Pero, ¿por qué no contestó lo mismo? "No contemplo otro escenario que no sea la mayoría absoluta". Incluso le llega a fallar el subconsciente cuando asegura que él ya está dispuesto a hablar con el presidente del Gobierno siempre que le llame. ¿Pero no iba a ser el presidente del Gobierno?

Tampoco es capaz de poner orden en el partido. Responde a la gallega cuando se le pregunta sobre el artículo 7 de los estatutos del PP, que señala que no podrá ser parlamentario quien ostente representación en el Gobierno o en alcaldía. "Le aseguro que ningún delegado de Gobierno irá en las listas al Parlamento del PP". Muy cachondo, pero ¿le gusta el artículo7?

- A mí me gustan todos los artículos de mis estatutos, como es natural, unos más y otros menos.

- ¿Pero el artículo 7?

- Sinceramente, la respuesta anterior quería decir que no sé lo que dice el artículo 7.

- (el moderador se lo recuerda, no va a dejar escapar la presa).

- Ya hay alcaldes en el Parlamento, responde. O sea, que parece que responde que sí a la presencia de Gallardón.

El moderador lo intenta de otra forma. ¿Ve usted en la sala al nº 2 de su candidatura? (en la sala estaba presente Gallardón). "No terminó de ver a todo el mundo".

- Bueno, pues hasta la columna (este Expósito aprieta).

Rajoy sigue respondiendo a la gallega. Más: ¿Zanjará con el enfrentamiento que mantienen Esperanza Aguirre y Ruiz Gallardón? Más gallegadas: "No conozco esas discrepancias". Risas en la sala. Muy cachondo, pero muy poco serio. En primer lugar porque evidencia que no se atreve a dar un puñetazo en la mesa. Y en segundo lugar porque está permitiendo que los suyos le ‘maten' (políticamente se entiende) antes de tiempo.

Por lo demás, las propuestas de Rajoy resultan muy interesentes. Sobre el papel. Propone reformar el Estatuto de los Trabajadores para introducir mayor flexibilidad. Eso sí, con el consenso de los agentes sociales. También propone crear la ley de Unidad de Mercado con una Comisión de unidad de Mercado que supervise las posibles asimetrías. En el paquete de reformas incluye también la reforma de la Ley General Presupuestaria, además de los recortes fiscales con discriminación fiscal positiva para las mujeres. "Necesitamos que todo el mundo que quiera trabajar pueda hacerlo". Son reformas que irán explicando en las próximas semanas. Pero sinceramente probablemente no calen. El debate no es técnico sino de coraje político. Y en esto Rajoy anda bastante deficitario.