La idea nació con fines sensatos, pero ha ido dejando paso a propuestas cada vez más politizadas e ideologizadas

 

Cuando uno lee el manifiesto que tiene colgada Democracia Real Ya en su página web se da cuenta de que dentro de los mensajes algo utópicos, todo suena bastante sensato.

Sin embargo, también se pueden leer las peticiones que se realizaron en la acampada de la Plaza del Sol y éstas todavía se alejan un poco más de la realidad por la dificultad, por no decir imposibilidad, de cumplirse.

Poco a poco, la fuerza del movimiento parece que se va diluyendo, y sólo la intervención de los Mossos d'Esquadra les ha vuelto a conceder algo de vida. Sin embargo, el daño que están provocando a los empresarios con negocios en la plaza de la capital, les está haciendo perder apoyo. Además, cada vez son más las voces que se alzan contra una estancia, que es verdad que no es violenta, pero que ha frenado la vida de una de las arterias principales de Madrid.

Poco a poco parece que los reductos de jóvenes que continúan acampados en la capital madrileña son grupos de jóvenes próximos al antiguo Partido Comunista y grupos de antisistema que son los que están focalizando lo que antes eran propuestas más políticas a unas más sociales -con tendencias de izquierda, claro está-. 

Como hemos dicho desde el primer día en Hispanidad, el movimiento, en su origen, defiende ideas con las que muchos españoles estaríamos de acuerdo, pero luego ha ido desvariando. Habrá que ver cuándo termina, si es que termina.

Andrés Velázquez

andres@hispanidad.com